viernes, 7 de febrero de 2014

La defensa de Rojas

En estos catorce meses al frente del gobierno federal, Enrique Peña Nieto, ha dejado dos cosas muy claras: que su administración apuesta a que sea la reforma energética la que dé crecimiento al país y que nadie en es indispensable en su equipo de trabajo.

Aunque parezca que estas tesis caminan en caminos contrarios, la renuncia de Francisco Rojas, al frente de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) nos hace ver que solo las divide una delgada línea.

Por todos es sabido la cercanía entre Rojas y Peña Nieto, ambos son mexiquenses, integrantes notables del llamado Grupo Atlaculmulco, incluso hay quienes refieren los une (o unía) una profunda amistad.

Durante el periodo ordinario 2009-2012 Rojas, como coordinador parlamentario de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, junto con José Ramón Martell, otro destacado mexiquense, se dedicaron a dos cosas a blindar al entonces gobernador del Estado de México y en frenar toda iniciativa del presidente, Felipe Calderón, que le diera logros de cara a las elecciones presidenciales.

Rojas tejió un fino trabajo desde San Lázaro, pues en la mayoría de las Comisiones importantes logró doblar a Josefina Vázquez Mota y al propio Alejandro Encinas, entonces coordinadores del PAN y el PRD, para colocar a los incondicionales de Peña Nieto.

Así fue como Luis Videgaray obtuvo la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, desde donde logró recursos históricos para el Estado de México, que dieron impulso a los programas de la entidad.

Francisco Rojas también logró poner el freno a las aspiraciones de panistas y perredistas quienes de cara a los comicios que renovarían el ejecutivo mexiquense querían que se legalizarán las alianzas electorales entre partidos disímbolos.

Asimismo, el entonces líder de los diputados sirvió de contrapeso y hasta de piedra en el zapato para su homologo en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, quien mediante las llamadas “reformas estructurales” pretendía lograr la candidatura presidencial del PRI.

Así pasó la 61 Legislatura, con un Francisco Rojas blindando a Peña Nieto de todos los ataques que pretendían descarrilar sus aspiraciones presidenciales. Con estos buenos resultados, el círculo cercano de Rojas auguraba un escaño en el Senado para el mexiquense y así aprobar las reformas que dieran rumbo al nuevo gobierno.

Pero días previos a la elección Rojas descartó cualquier puesto en el nuevo gobierno, aseguraba se iría a descansar a su casa. Hasta que en diciembre de 2012 fue nombrado director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) cargó importantísimo debido a que el presidente necesitaba un buen político en esa área para cabildear la madre de todas sus reformas: la energética.

Pero esto nunca se concreto, nunca el priista nunca hizo una defensa, bueno ni una presentación en torno a la reforma energética. Diputados del PRI y el Verde de la actual legislatura incluso aseguran declinó participar en las reuniones plenarias para abordar el tema.

Parecía que las formas ni el contenido de la reforma energética lo tenían muy contento, hay que recordar que en 2008, cuando se discutía la reforma energética del presidente Felipe Calderón, Rojas, entonces presidente de la Fundación Colosio, advertía que “la gente se opondría a los cambios Constitucionales para las inversiones privadas”.

Incluso pedía que la iniciativa se discutiera con amplios sectores de la sociedad y criticaba los anuncios de televisión del gobierno federal para promover la exploración y explotación de diversas áreas, en especial de las aguas profundas.

“No hay necesidad de establecer alianzas estratégicas o contratos de riesgo. Pero definitivamente no es la privatización de la industria petrolera lo que el país requiere”, esgrimía.

Poco a poco se ha ido revelando que durante el camino de la reforma energética en el Senado y la Cámara de Diputados, los principales operadores eran el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell y el director de Pemex, Emilio Lozoya, brillando por su ausencia Rojas, pese a que varios puntos de la iniciativa tocaba el tema de las tarifas eléctricas.

También de acuerdo a priistas consultados refieren que el ex director de la CFE era tibio con la propuesta legal, su abogado general, César Augusto Santiago, era el principal crítico.

Se dice que funcionarios federales obtuvieron grabaciones de algunas llamadas de Santiago donde vapulea la reforma del presidente Peña Nieto, incluso refieren que en público no perdía la oportunidad de minimizar la reforma madre.

El camino de la reforma energética fue relativamente fácil no hubo una oposición real a ella, aunque ahora parece que el enemigo dormía casa. Lo mejor es esperar a que el propio Rojas explique los motivos para emitir su renuncia, aunque sea ese honor le debería dar el presidente Peña Nieto, después de la ayuda brindada.

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